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lunes, 14 de diciembre de 2015

Prefacio

Moto habemus

Por fin, la providencia lo ha querido y la paciencia también, así que ya tenemos nuestro nuevo juguete. Pero esa preciosidad recién venida, que no piense que va a tener una existencia ociosa, de incontables días al calorcito del garaje. De eso nada monada, ha venido a caer en estas manos para ganarse la gasolina que se traga con el sudor de su frente. Resulta que durante estos largos meses de espera la impaciencia nos carcomía, y haciendo caso al dicho, ése que dice “cuando el diablo no tiene nada que hacer, mata moscas con el rabo”, hemos maquinado un proyecto para hacerle el correspondiente rodaje y algún kilómetro que otro más. No es que el diablo que suscribe, de acuerdo al refranillo, pase sus horas ocioso, y menos dedicando el mentado apéndice a tan singular tarea, pues a día de hoy aún atiende otras funciones; pero resulta que la ocurrencia hace tiempo nos rondaba y tiene ahora visos de materializarse. Dice otro refrán que “de bien nacidos es ser agradecidos”, lo que extrapolado al caso que nos ocupa, viene a ser algo así como la demostración de gratitud del individuo hacia la tierra que le ha dado carta de naturaleza, sea por nacimiento o por adopción. Entonces qué mejor manera de satisfacer esta deuda que la del conocimiento profundo, hasta el último rincón, de este antiguo Reino. Por ello nos hemos propuesto recorrer con nuestra recién llegada todas y cada una de las entidades de población de Navarra, de la A a la Z, domingo a domingo y algún que otro festivo.
Sabemos que se trata de una ardua tarea, pues son un sinfín de pueblos, concejos y otros lugares habitados, o no, pero no hay plazo ni prisa. Seguiremos el orden y concierto que nos impone la tiranía del alfabeto en cuanto a categoría de ayuntamiento y una vez alcanzado éste, si es el caso, el de proximidad geográfica en cuanto a concejos u otras entidades menores pertenecientes al ayuntamiento en cuestión. Como testimonio de cada hazaña, cazaremos la fotografía que lo certifique, sea en el cartel indicador de la localidad, en la iglesia como lugar emblemático o en cualquier otro edificio singular. Con la lista en la mano, en la Merindad de Estella comenzamos y en ella terminaremos. Abáigar nos espera impaciente y Zúñiga nos despedirá Dios sabe cuándo.
Que los hados nos sean favorables y San Glas, patrón de los moteros, nos proteja.

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