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miércoles, 16 de diciembre de 2015

Valle de Basaburua


Andanza XXIV: Basaburua, Valle de

Día: 31/08/2014

¡Qué verde era mi valle!


Qué título más elocuente para una película y para nuestra andanza de hoy, porque hoy toca valle, el valle de Basaburua. Nos ha venido al pelo el título de este film de John Ford de 1941 para usurparlo y adjudicárnoslo por la cara. John Ford retrataba los valles mineros de Gales del siglo XIX y nosotros un valle navarro, si acaso ganadero, y más bien intemporal.

La verdad es que ya se nos están acabando los adjetivos para describir horizontes, y como eso de reiterarse está feo, pues ¡hala!, plagio al canto. Pero ciertamente este título le sienta a Basaburua como anillo al dedo, porque verde hay hasta herir las retinas. Verde y bosque para regalar los sentidos. De ahí le viene el nombre, pues Basaburua en euskera viene a significar algo así como cabeza o cabecera del bosque.

El valle se extiende por el noroeste de Navarra y la carretera NA-411 lo atraviesa de este a oeste. Históricamente han existido dos valles en Navarra con esta denominación, Basaburúa Mayor o simplemente Basaburúa y que se correspondía con la parte boscosa y más alta inmediatamente al norte de Pamplona; y otro valle llamado Basaburúa Menor, situado justo detrás del Basaburúa Mayor. En el siglo XIX  Basaburúa Menor se disgregó en varios municipios independientes, pero Basaburúa Mayor siguió manteniéndose unido formando un único municipio. En la década de 1990 Basaburúa Mayor pasó a denominarse Basaburua a secas perdiendo la tilde al adaptarse a la grafía vasca y también omitió el término Mayor, que había ido cayendo en desuso desde la desaparición de la entidad vecina.

Circular en moto por sus carreteras es un verdadero placer gracias a la suavidad de sus montañas y a un territorio que se halla enclaustrado sobre sí mismo, mostrando por doquier multitud de rincones tranquilos y de singular belleza.  Entre sus bosques de hayas y robles y los prados de altura, refugio de ciervos, corzos y jabalíes, unas veces se esconden y otras se exhiben en mayor medida trece pequeños pueblos tan pintorescos como Aizarotz, Arrarats, Beramendi, Beruete, Erbiti, Gartzaron, Igoa, Itsaso, Ihaben, Jauntsarats (capital del valle), Ola, Orokieta y Udabe. Se encuentran muy poco poblados, pues sus habitantes se vieron en la obligación de abandonarlos hace muchos años, aunque ahora renacen tímidamente gracias al turismo rural y a su adaptación como segunda vivienda de muchos pamploneses.

La mañana ha cundido y como hemos terminado a buena hora la andanza no tenemos excusa para no ir a casa a comer. La talega lo agradecerá.

 

 






















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