Andanza XXXI: Bertizarana - Betelu
Día: 16/11/2014
No hace un mes todavía que
rodábamos a lomos de nuestra agradecida montura por el País del Bidasoa y hoy, de nuevo, hacia allí nos digimos, a
Bertizarana, municipio que junto al de Betelu, en la cuenca del río Araxes y a las puertas del Valle de Araitz, se han convertido en el objetivo motero de esta
jornada.
Es tiempo ya de humedades y
brumas, esas que tan ricamente se burlan de los osados (o descerebrados) moteros
que se atreven con las sinuosidades orográficas del norte de Navarra a estas
alturas del otoño. Pero… ¿qué nos impulsa a esos desatinos con lo cómodo y
calentito que se viaja en coche?
Para exonerar nuestro disparatado
juicio y justificar lo injustificable, como otras veces hemos hecho en este
mismo foro, echamos mano de los filósofos, que de motos entendían un rato. Dijo
uno alemán que la conciencia está lejos de ser el origen de los pensamientos y
que por ello los pensamientos no nos llegan hasta el magín cuando y como uno
quiere, sino que vienen cuando a ellos les apetece y como les parece. No es el
conciente (el brazo ejecutor de la conciencia aunque no lo recoja la RAE), por
tanto, quien produce los pensamientos, sino que son los pensamientos los que se
nos imponen, lo queramos o no lo queramos; por consiguiente, la idea de
atormentarse sobre una moto nos viene a la mente sabe Dios desde dónde y por
qué incontrolable motivo. Justificados estamos.
Bueno, ya que nos hemos sacudido
las pulgas de nuestra inconciencia vamos al grano. Iniciamos la andanza tomando
rumbo a las tierras del Bidasoa, que tanto encandilaron a los Baroja (ver DN de
hoy) y a nosotros también. En esta ocasión hacia el Alto Bidasoa, hacia
Bertizarana como primer objetivo. Es éste un municipio compuesto por tres
concejos (Legasa, Narbarte y Oieregi), amén de una serie de pequeños lugares
habitados. El municipio recibe su nombre del Señorío de Bértiz, que se
encuentra enclavado dentro de sus límites, ocupando la mayor parte del término municipal.
El Señorío de Bértiz es actualmente un parque natural, un lugar excepcional de
inexcusable visita, obra de la naturaleza y de la mano humana, concretamente de
la familia Ciga, propietaria del lugar hasta su cesión a las instituciones
navarras.
En Oieregi, la localidad que da
acceso al Señorío de Bértiz, casi todas sus casas lucen el escudo del valle,
que representa una sirena con cabellos colgantes y los brazos levantados en los
cuales tiene un peine y un espejo, simbolizando la persuasión y la elocuencia,
y le fue concedido al valle por Carlos III el Noble en agradecimiento a los
servicios diplomáticos prestados. Narbarte, capital de Bertizarana, se levanta
en la orilla derecha del Bidasoa. En Narbarte huele a indiano y ello se refleja
en sus casonas, en cuyas fachadas destacan los escudos erigidos por los
emigrantes enriquecidos. Legasa es una población que se encuentra distribuida
en dos barrios, Santa Leocadia y Ceberia. Es el lugar más occidental del valle,
y desde él accedemos a la sinuosa carretera NA-170 que nos lleva hasta Leitza y
de ahí a nuestro último destino de hoy: Betelu.
Es esta carretera una ruta motera
impresionante. El tramo entre Santesteban y Leitza discurre por un paisaje
montañoso idílico, que despierta los sentidos, el espectáculo multicolor que
ofrece aquí la naturaleza en esta época del año es soberbio, además el
recorrido se encuentra jalonado por una serie de pueblecitos, que en su día
detallaremos, dignos de cualquier cuento de hadas.
Con Betelu terminamos. Es éste un
municipio cercano a la muga noroeste con Gipuzkoa, atravesado por el río
Araxes, formando en sí un estrecho valle. Betelu ha tenido históricamente
relación con el agua. Su famoso balneario funcionó entre 1818 y 1965 y llegó a
ser uno de los más afamados de la época, frecuentado por importantes personajes
de la política, el arte y la nobleza. Hasta el rey Alfonso XII plantó aquí sus
reales posaderas. Durante los cerca de 150 años en que Betelu se convirtió en
villa termal, fue el lugar ideal de descanso y recuperación para quienes venían
a tomar sus aguas de excelentes propiedades terapéuticas y atraídos por la
belleza natural del entorno. Hoy día se continúa con la comercialización del
agua mineral apostando por la recuperación de la actividad termal.
Esta mañana nos hemos dado un atracón de policromía
otoñal. Realmente, el bosque cantábrico caducifolio por estas fechas se expresa
que es un primor. Belleza estacional, efímera, y por ello extraordinaria.
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