Andanza XV: Arce, Valle de
Día: 06/04/2014
Rediós, qué difícil nos
lo han puesto hoy. La culpa la tiene el valle de Arce, que es algo así como un
valle de cuento. Recorrer el valle de Arce no es tarea de pusilánimes, ni es
cosa de turistas, se requiere al menos el título de viajero, o mejor el de
aventurero, o mejor todavía el de explorador. El municipio está compuesto por
ocho concejos: Arrieta, Artozqui, Azparren, Lacabe, Nagore (su capital),
Saragüeta, Uriz y Villanueva de Arce; y por catorce lugares habitados (o no):
Equiza, Espoz, Gorraiz de Arce, Gurpegui, Imizcoz, Lusarreta, Muniáin de Arce,
Osa, Uli Alto, Urdíroz, Usoz, Zandueta, Arizcuren y Arce. Se ubica en la
montaña prepirenáica, por encima de Aoiz.
La
carretera que desde esta localidad se dirige a Burguete corta verticalmente su
territorio al oeste y el río Irati al este. Sus pueblos se reparten a modo de
laberinto por toda su geografía, diseminados entre prados y florestas, en las
alturas y en el llano. Para llegar hasta alguno de ellos ni siquiera existe
carretera de asfalto, y si alguna vez lo tuvo ha desaparecido por arte de
birlibirloque. La suma total de sus
habitantes no alcanza las 300 personas, los más poblados no llegan a los 50
vecinos, unos cuantos tienen 1 ó 2 lugareños y otros se han quedado desiertos.
La conjunción de todas estas circunstancias confiere al valle un manifiesto
sabor a rusticidad, lo que unido a su excepcional naturaleza hacen de él un
lugar paradisiaco para los amantes de la naturaleza y sobre todo del sosiego. Por ello, quien guste viajar con ojo crítico no
tiene necesidad de irse a Vietnan (que tampoco está mal, creo), pues es posible
conseguir sensaciones parecidas aquí al lado. Como ejemplo está Gorraiz de
Arce. Allí no llegan ni las líneas telefónicas, ni la cobertura de móviles y la
electricidad no sabemos, porque se veía alguna placa solar. Vive una única familia
aislada del mundo, en paz con Dios y con el Diablo, en medio de la nada pero
gozando del todo, o al menos eso es lo que dicen ellos.
Tan singular es este valle que gracias al escrutinio que le hemos
realizado, alcanzamos a desvelar un gran misterio. Me explico: cuando uno es
mocete y revoltoso, los progenitores suelen tener a bien amenazar con aquello
de “pórtate bien o viene el Coco y te lleva”. Generalmente a casi cualquier
nene se la refanfifla el Coco, sobre todo a los de última generación; pero
resulta que el susodicho Coco no es fruto de la imaginación calenturienta de
los padres desesperados y el lugar donde se lleva a los angelitos sediciosos
existe y mira por dónde está en el valle de Arce. Está en Zandueta, se llama
Dianova o algo así, y aquello está lleno de nenes y nenas alborotadores, aunque
no son tan nenes pues tendrán una media de 14 ó 15 años. Cocos hay alguno que
otro, ejerciendo la custodia de los allí confinados mientras purgan sus culpas.
Por cierto, el aspecto de estos Cocos es de lo más normal, no tienen cuernos ni
verrugas en la nariz.

En fin, para terminar y celebrar el espléndido día que nos ha hecho, hoy sí
que nos vamos a dar un homenaje, sin remordimiento alguno y en Nagore, que para
eso tiene paseo marítimo, bueno más bien pantanítico. En el restaurante
Txalaparta, del que ya hemos hablado en alguna otra ocasión, ya conocen nuestra
enfermedad y también que no tiene cura, por eso nos aplican unos buenos
cuidados paliativos a base de remedios caseros cocinados en sus fogones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario