Translate

martes, 15 de diciembre de 2015

Armañanzas - Arróniz - Arruazu

 
Andanza XVIII: Armañanzas - Arróniz - Arruazu

Día: 01/05/2014

Dura es la vida del motero. Vaya cruz que nos hemos echado a cuestas con nuestras andanzas cuando a lo que aspirábamos era al hedonismo puro; pero es que la moto es engendro donde se conjugan todas las incomodidades, se quiera o no. Sarna con gusto sigue siendo sarna, y pica, pero gozar del rascar todo es empezar.

 
En fin, tras este preludio positivista vamos a lo nuestro.  Hoy, como Día del Trabajo, nos hemos encomendado uno asequible, al menos a primera vista. Haremos Armañanzas, Arróniz y Arruazu. De la Navarra Media a la Burunda. Otra sesión de contrastes. 

Qué sabia es la naturaleza y sus criaturas. Dice el refrán que “cuando el sapo veas andar, agua primaveral”. Pues esta mañana, al salir de casa, un señor sapo pululaba a sus anchas por los alrededores. Nosotros pensábamos que el bicho andaba algo despistado, pero no, aunque el día despuntaba agradablemente, nuestro sapo, cual oráculo de Delfos, nos prevenía sobre lo que nos íbamos a encontrar por ahí. De todas formas, el sapo sólo decía media verdad.


Caminito de Armañanzas, avanzamos casi solos por la carretera vieja de Los Arcos acompañados de un amable día primaveral. Disfrutando del paisaje, se nos han hecho cortos los 26 kilómetros que hay hasta esta localidad. Una vez llegados a Torres del Río, sale una carretera a la derecha que muere en Armañanzas. El pueblo se eleva sobre un pequeño montículo, al pie de la sierra de Codés, en un ensanche del valle. Armañanzas es un pueblo tranquilo, expectante en su atalaya privilegiada entre extensas laderas de secano repletas de verdes cereales. Entre su caserío se encuentran viviendas blasonadas y un palacio de rancio abolengo cuya construcción data del siglo XVII. Éste es heredero de otro anterior del que se dice que su linaje participó en la sexta cruzada a Tierra Santa en tiempos de Teobaldo I, el rey trovador.  Armañanzas siempre ha unido sus vicisitudes históricas a las de Los Arcos, por ello, a consecuencia de las pendencias con Castilla, en 1463 pasó a pertenecer a este reino, situación que se prolongo hasta 1753 cuando se reincorpora de nuevo a Navarra.
 
Nos despedimos de Armañanzas rumbo a Arróniz, casi a tiro de piedra, exagerando un poco. La villa de Arróniz está enclavada en el valle de la Solana, al suroeste de Montejurra. También se aúpa sobre un promontorio presidido por la ermita de Mendía, por el que se desparrama todo un laberinto de callejuelas ladera abajo en una maraña irregular, amenizada por varios espacios abiertos. Domina el conjunto la gran mole de la parroquia de San Salvador. Hoy en día Arróniz es la villa del aceite. Por el buen hacer de su trujal se ha convertido en un referente de esta industria en Navarra. Bueno, vamos a ser malos y contar un chascarrillo de los de Arróniz. Tuvo Arróniz una “balsa” monumental de planta circular para el abastecimiento de agua, situada en el centro de la población. A los del pueblo se les conoce como “sopicones” ya que se decía que eran capaces de comerse la balsa llena de sopas. Lástima que en 1962 se decidiera cegarla.

 
Pronto se nos ha hecho la hora de abandonar Arróniz y enfilar hacia La Barranca. El puerto de Lizarraga y sus humedades ahí están, es un peaje geográfico para fortalecer el reuma. Ahora entendemos a que se refería el sapo con su presencia. La lluvia nos refresca y la niebla nos abraza como si nos conocieran de toda la vida. Atravesar hoy el túnel de Lizarraga es igualico, igualico que pasar el túnel en el que Rafael se transmutó en Antxón, y los que hayan visto Ocho apellidos vascos saben por dónde van los tiros. Pero ahí está ese paisaje inconmensurable, ese verdor refulgente…


Arruazu nos recibe sin inmutarse. Es una villa pequeña, un pueblo calle cuya tranquilidad sólo se ve traicionada por la proximidad de la autovía de la Barranca, y esa sí que está a tiro de piedra. El sosiego ha sido permutado por las buenas comunicaciones, pero a todo se acostumbra uno.

 
Y colorín colorado esta andanza se ha acabado. Hoy no hay gula, ni mesones, ni posadas, ni nada que tenga que ver con la tragonería. Nos reservamos para el domingo, que es el Día de la Madre, ¡hala!




No hay comentarios:

Publicar un comentario