Andanza XXXV: Burlada - Busto, El
Día: 21/12/2014
¡Por fin!, ya
cayó la segunda letra. Con El Busto nos hemos ventilado la "B". Esta
historia interminable sigue siendo interminable pero menos. Qué alegría da
pasar página y a la vez qué cara se nos ha quedado cuando, al regresar a casa,
hemos comprobado que también nos hemos ventilado la rueda trasera de la moto.
Salimos a rueda por letra. ¡Dios, vaya ruina!, al precio que están las dichosas
"gomitas". ¡Qué cruz la de los moteros!, más nos valía habernos
dedicado a coleccionar sellos. En fin, dejémonos de clamar en el desierto
porque este mal ni tiene remedio, ni maldita la falta que le hace.
Pues nada, con
otro día en el que nuestro amigo Apolo se empeña en calentarnos tibiamente la
espalda a estas alturas de diciembre y el invierno sigue atrincherado en las alturas
sin acordarse de que se acerca la Navidad, arrancamos con la misión de
presentarnos, sin avisar ni pedir audiencia, en Burlada y El Busto.

Geográficamente Burlada se encuentra
en la Cuenca de Pamplona, a unos 3 kilómetros de la capital navarra, de la que
no tiene separación física, formando parte de su área metropolitana, y es que
Pamplona, como el Saturno del cuadro de Goya, devora a sus hijos.

Burlada, ubicada en un llano a
la derecha del río Arga, cuyo curso le sirve de límite con la capital, se ha convertido en un importante núcleo residencial
al calor de Pamplona, pues es el quinto municipio más poblado de Navarra, sobrepasando
los 18.000 habitantes.

Hoy en día la
localidad es bulliciosa y cosmopolita, y por extraño que nos parezca, hubo un
tiempo en que Burlada marcaba las diferencias con Pamplona, pues era el lugar
de descanso de los Reyes de Navarra, quienes pasaban
temporadas de holganza en el palacio que aquí tenían para su solaz.
Cambiamos de
tercio, abandonamos la algarabía de Burlada buscando el sosiego de El Busto, de
donde nos separan algo más de 70 kilómetros, que, por supuesto, haremos por la
antigua N-111, nada de aburrida autovía.
El Busto es una pequeña villa de 77 habitantes, ubicada en la Merindad
de Estella, entre Los Arcos y Sansol, en tierra de nadie. Aquí el mayor bullicio
es el que ocasiona el paso por sus calles de algún que otro tractor; el
mundanal ruido es algo desconocido para sus vecinos, aunque no siempre fue así.
Hubo un tiempo en que el Camino de Santiago atravesaba sus calles y eso dejó
huella, pues conserva una serie de edificios de rancio abolengo. En la plaza del Rollo y a lo
largo de la calle San Andrés se localizan las casas blasonadas más
representativas de la localidad, datadas en los siglos XVI y XVII. Pero, fuera
por lo que fuera, el Camino de Santiago terminó alejándose de El Busto, para
trazar una línea recta entre Los Arcos y Sansol, sumiéndolo en la apacible
somnolencia en la que permanece hoy en día.
Señores/as, esto
se acaba por hoy. Para celebrar el fin de la "B" nos daremos un
pequeño homenaje en Los Arcos, pero sólo en plan aperitivo. Hay que cuidarse,
que la Navidad está llamando a la puerta y viene acompañada de don Carnal, que
se apunta a todas el tío.
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