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martes, 15 de diciembre de 2015

Aoiz - Valle de Araitz

 
Andanza X: Aoiz - Araitz, Valle de

Día: 16/02/2014

Los designios del Señor son inescrutables (Isaías, 55). Hoy echamos mano de citas bíblicas y traemos a colación este dogma del providencialismo porque ocurre a veces que durante la puesta en práctica de una idea determinada y a pesar de no haber existido una intencionalidad primera al respecto, se hilvana cierta casuística (si es obra del Señor o del azar lo dejamos a la discreción de cada uno) de la que terminan derivándose otros objetivos inicialmente no previstos, aunque generalmente tiendan a demostrarse como complementarios respecto a los primitivos. Y viene a cuento lo anterior dado que conforme avanzamos en esto de “Navarra de la A a la Z”, sin ninguna pretensión didáctica en origen, se nos ha venido perfilando una especie de tendencia pedagógica activa y sobre el terreno, divulgada por este medio a través del método descriptivo-socarrón. De manera que, mudados en involuntarios pedagogos de tres al cuarto, nos hemos convertido en víctimas de nuestras propias inercias, cuyas sinergias se ven obligadas a continuar expresándose mediante la fórmula inductiva, presta a estimular la reflexión respecto a las excelencias del entorno geográfico de este Viejo Reino. Culpable es ese agradecido “Me gusta” o ese gratificante comentario jocoso-festivo-dominical que nos aguijonea a continuar. Detrás están nuestr@s muy querid@s y fieles incondicionales -alguna de ellas ya hasta nos patrocina-. Sirva esta perorata de tributo.

Bueno, al grano. Hoy partimos hacia Aoiz. Como siempre buscando la ruta alternativa, la de curvas, la que mejor gasta las gomas de la moto. Es por ahorrar. Accedemos a la localidad desde el sur, a través de una serie de glorietas que falsean los sentidos, o sea “que pueblo más feo”. Pero no, se trata de un espejismo. Aoiz se instala en tierra de transición, a las puertas de las cuencas prepirenaicas frontera de la Zona Media de Navarra, y antes de que se inventaran las motos, el viajero accedía al pueblo a través de su magnífico puente medieval de cuatro arcos, testigo del discurrir de las aguas del río Iratí, cuya diligencia encamina al curioso hacia el centro histórico, bien dotado de casonas de sillar, blasones y portaladas con reminiscencias del último gótico.


 
Pero como hoy hemos sido madrugadores y diligentes, hay tiempo; pero… ¿suficiente para ir hasta el valle de Araitz, nuestro próximo objetivo en lista? Finalmente, tras disputado cónclave decidimos que sí.

 
Llegados a Irurzun, nada mejor que elegir la antigua carretera NA-7300, ahora sin tráfico, y que serpentea durante varios kilómetros a la par que el río Larraun. La bajada de Azpiroz es de las de gozar en moto pero muy sinuosa hasta Betelu, donde ya se alcanza la puerta del valle. Araitz lo componen cinco concejos: Arribe-Atallu (su capital y concejo doble), Azcárate, Gaintza, Inza y Uztegi. Situado al noroeste de Navarra, lo cierra al sur la sierra de Aralar y tiene muga con Guipúzcoa.

 
La naturaleza ha sido generosa con estas tierras. Belleza para dar y tomar encerrada en pocos kilómetros cuadrados, tanta que satura los sentidos con riesgo de contraer el síndrome del turista “no me entero de na”. Inza es el primer pueblo que nos recibe, pero no hay tal, pues no existe casco urbano, solamente caseríos diseminados. Uztegi es un escenario de película, no sólo por sus paisajes sino porque aquí se rodaron escenas de la película Akelarre y según dicen, en el siglo XVI, año arriba año abajo, los lugareños le tenían cierta afición al macho cabrío y parece que terminaron mosqueando al Santo Oficio. Seguidamente se encuentra Gaintza, a la falda del Hirumugarrieta (1.431 m), con sus antiguos caseríos dotados de ancestrales escudos nobiliarios.

 
Arribe es un pueblo estirado, tanto que se ha unido a Atallu, pues no existe discontinuidad entre ambos. Representativo de Arribe es el arco apuntado situado en la base del torreón de su iglesia, que le otorga un cierto aire medieval al conjunto. Finalmente, nos encaramamos hasta Azcárate y es que la subida se las trae. Aquí, la sombra del Balerdi es alargada. No es la cumbre más alta de Aralar, pero su perfil lo convierte en la más característica y visitada por los montañeros.


¡Vaya!, son las 14:15 y una señora muy amable de Arribe nos persuade de que esa hora es muy mala para andar por la calle con el estómago vacío y de que nuestra casa está muy lejos. Nos despacha, de su parte, a una casa de comidas en Lekunberri, “Albi Taberna” se llama. Nosotros no queríamos, pero es por no hacerle el feo.












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