Andanza XIX: Artajona - Artazu
Día: 04/05/2014

A Artajona hay que echarle de comer aparte. Hay lugares superdotados por la historia, tanto que la rezuman en cada rincón, y esta villa es uno de ellos. Condensar aquí tal sobreabundancia es tarea abrumadora, si bien, ante el desatino escrito, nos socorre la elocuencia de la imagen.
Artajona se asienta en la Zona Media de Navarra, pertenece a la Merindad de Olite y si trazáramos una línea recta entre Puente la Reina y Tafalla, se situaría a mitad de camino. Su caserío ancestral se descuelga por un cerro coronado por una impresionante fortificación medieval conocida con el nombre de “El Cerco”. El casco histórico es laberíntico, de callejuelas estrechas y empedradas, jalonadas por monumentales casas y palacios, llenas de encanto medieval, tradición y testimonio.
El “Cerco” es
el conjunto fortificado medieval mejor conservado de Navarra. Data del siglo
XII y tiene un trazado irregular resultado de su adaptación a la orografía del
terreno. Su perímetro está definido por un robusto lienzo de sillería salpicado
de torres cúbicas almenadas. En origen debió de contar con catorce torres, de
las que quedan nueve en pie. La iglesia-fortaleza de San Saturnino preside todo el
conjunto, servía de vigía y alertaba del peligro con sus campanas. Por
cierto, se dice que Artajona es el único
lugar en el que las campanas bandean al revés. Lo normal es empujar el yugo
hacia fuera, pero los lugareños lo hacen hacia dentro, siendo necesarias tres
personas para conseguirlo.
Una curiosidad histórica excepcional es la
existencia del Reino de Artajona, fue efímero, pero reino al fin y al cabo. En
1150, el rey navarro García Ramírez el Restaurador casó con doña Urraca, hija
natural de Alfonso VII de Castilla,
recibiendo como dote la villa y tierras de Artajona. El monarca navarro murió
durante una cacería en Lorca y su viuda siguió gobernando el territorio
artajonés independiente pero vinculado a Castilla hasta su restitución a
Navarra en 1158.
Bueno, finalizamos ya el periplo por Artajona con
otra anécdota. En 1977 este privilegiado entorno fue elegido para el rodaje de
la película “Robin y Marian”, con Sean Connery y Audrey Hepburn como
principales protagonistas.
Se nos agota el tiempo y hemos de movernos con
apresuramiento. Nos vamos a Artazu, localidad situada en Val de Mañeru, en la falda oriental del
cerro de Santa Cruz, a 4 kilómetros de Puente la Reina. El río Arga
constituye el límite entre Artazu y Puente la Reina y también es frontera
natural entre dos merindades ya que Puente la Reina pertenece a la Merindad de
Pamplona y Artazu a la Merindad de Estella.
Después de lo
visto en Artajona, Artazu se nos puede aparecer como el pariente pobre, pero
nada más lejos de la realidad. A menor escala, esta villa mantiene la esencia
medieval-renacentista, ha conseguido atraer a mucho inquilino de fin de semana
y se ha reinventado convirtiéndose cada mes de septiembre en sede cultural del
vino con ocasión de la jornada festiva del “Día de la tierra y el vino”,
en plena época de vendimia, recuperando su pasado y recreando en cada rincón
del municipio los antiguos usos y oficios. Artazu recuerda todavía,
con nostalgia, como el abandono progresivo del campo acabó con casi todas las
hectáreas de garnacha que componían su paisaje. Pero hay esperanza, en este
pequeño reducto la garnacha está resurgiendo gracias a la pasión de alguno de
sus bodegueros para deleite los amantes del vino puramente navarro.
Rediós, esto se nos ha ido de las manos en
extensión. Acabamos, mudamos la moto por la lata de cuatro ruedas, nos vestimos
de guapos y a la capital de la Merindad a solemnizar una lejana pero persistente
maternidad.
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