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domingo, 20 de diciembre de 2015

Donamaría - Doneztebe/Santesteban


Andanza XLV: Donamaría - Doneztebe/Santesteban

Día: 19/04/2015

Despacio, con parsimonia, casi sin darnos cuenta la primavera se ha ido apoderando de campos y florestas. La mudanza de colores es ya irreversible y una vez más, siguiendo su inmutable proceso cíclico, el esplendor cromático ha dado buena cuenta de la monotonía invernal. Y como los entornos son caprichosos, a éste de hoy le gusta significarse como a un pavo real en celo. Pues sí, volvemos a la montaña navarra en el momento en que se encuentra desplegando la cola para deslumbrar a sus naturales, que ya deben estar acostumbrados, y más a quienes peregrinamos por aquí, que no lo estamos tanto. En fin, la cosa es que hoy toca visita a Donamaría y a Doneztebe/Santesteban.

Donamaría es de esos sitios que dan cumplida contestación a aquellos que alguna vez se han interrogado sobre el porqué las gentes de la montaña tienen ese arraigo tan enérgico hacia su tierra. Pues a la vista está, y aquí hasta el más insensible observador termina por comprender esos apegos.

Donamaría se encuentra en el Alto Bidasoa, en la comarca de Malerreka, a unos 50 kilómetros de Pamplona. Es un municipio expandido compuesto por los barrios de Askárraga, Artze e Igurin y por el lugar de Gaztelu. Su caserío se encuentra muy diseminado, concentrándose el núcleo principal en torno a la iglesia de Santa María, que ha cedido el nombre al pueblo. Recorrer todos sus barrios es tarea de exploradores, y de no ser por los milagros de san GPS, al que hoy hemos encendido una candelilla, hubiésemos fenecido en el intento. Pero ha merecido la pena enredarnos en este laberinto de encrucijadas y sentir envidia de sus moradores, privilegiados acaparadores de naturaleza, aunque sólo sea durante el fin de semana.

Partimos con pesar de Donamaría hasta la cercana villa de Doneztebe-Santesteban, pero  pronto se nos olvida la consternación, tan pronto como nos internamos en esta elegante y bulliciosa población, antaño pueblo de mercaderes y que hoy se mantiene como centro de servicios de la comarca. Tiene algo menos de 1700 habitantes, y sin embargo sus inquietos vecinos la hacen tan estrepitosa que parece que tuviera muchos más. Si de alborotar se trata, qué mejor que elegir el día de hoy por parte de sus vecinos para celebrar la exaltación del acordeón. Así que, en tropel, multitud de sus parroquianos se han colgado este instrumento y calle arriba, calle abajo, se han dedicado a amenizar a tirios y troyanos, entre ellos nosotros mismos, que nos hemos topado de bruces con tan animada orquesta.

Y por lo que parece, los regocijos de este pueblo vienen de antiguo, pues ya Camilo José Cela en 1952 escribía en su obra "Del Miño al Bidasoa": «Santesteban es un pueblo bonito y bien situado, con un frontón donde no para jamás de sonar la pelota y unos canutillos de confitería, los canutillos de la Joshepa, que son tan capaces de levantar a un muerto como de espabilar a un lelo».

Toca regresar y para ello elegimos rodar por unas carreteras y paisajes  casi de fantasía. Circular entre Santesteban y Jauntsarats, capital de Basaburua, por la NA-4040, NA-4114 Y NA-411, debía ser de obligado cumplimiento por aquello de educar los sentidos, pues contemplar semejante espectáculo de la naturaleza resucita al muerto ese del que hablaba Cela mejor que los canutillos, y si además ese muerto resucitado se para a comer en la venta de Jauntsarats un arroz caldoso y unas kokotxas en salsa regadas con clarete de lágrima a su precio justo, es que se vuelve a morir de gusto. 










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