Día: 29/03/2015
Estrenamos primavera y terminamos
letra, y como dice el refrán: "Lo nuevo place y lo viejo satisface".
Y cómo place este sol tibio de la recién llegada primavera, lo mismo que nos
satisface el haber liquidado la vieja letra "C" con la visita a los
dos pueblos de hoy. Ahora a por la "D", y ya falta menos.
Pues nada, otra sesión de Ribera
con Corella y Cortes. Corella, con unos 7800 habitantes, es el segundo pueblo
con mayor población de la Ribera. A vista de pájaro se aprecian sus dos núcleos
urbanísticos: el de origen medieval, plagado de callejuelas laberínticas y
enmarañadas, concéntrico a la iglesia de San Miguel y el más moderno, éste ya
reticular, que se ha ido extendiendo al oeste del casco histórico. Corella
tiene un patrimonio arquitectónico espectacular. De entre sus edificios
religiosos, a destacar sus dos iglesias, las de San Miguel y la parroquia del
Rosario, dotada de una ostentosa torre de traza mudéjar. No hemos de dejar en
el tintero el convento de la Encarnación, actualmente convertido en museo. En
cuanto a arquitectura civil barroca, Corella está que se sale. Tiene palacetes
para regalar. El más famoso de todos es el conocido como "Casa de las
Cadenas", de la cual existe una réplica en el museo arquitectónico del
Pueblo Español de Barcelona. En esta casa residió el rey Felipe V y tomo su
nombre porque el monarca otorgó al edificio el privilegio de inmunidad, a raíz
de lo cual se adornaron sus puertas con gruesas cadenas.
Muchos lingüistas han intentando
dar explicación al origen del nombre de Corella. Pero nos vamos a quedar con la
más curiosa de todas. Cuenta la leyenda que el nombre está inspirado en el
escudo de la ciudad, en el que se puede apreciar un conejo perseguido por una
águila. Un día contemplándolo, cierto rey y su lacayo porfiaron al respecto
diciendo: "corre él" (el lacayo), "corre ella" (el rey). No
hace falta explicar quien se llevó el gato al agua.
En fin, después de matar el
gusanillo estomacal en uno de los bulliciosos bares de Corella, nos vamos hacia
Cortes, el pueblo más septentrional de Navarra, o sea el último según se mira
pa bajo. Cortes tiene unos 3200 habitantes repartidos por un casco urbano
flanqueado a su derecha por el río Huecha, y del que alguna de sus calles viene
a morir ya en la provincia de Zaragoza.
También en Cortes asoma el mudéjar, en la torre de la iglesia de San Juan Bautista, pero el monumento más significativo de la localidad es su castillo. Data del siglo XII y está declarado Bien de Interés Turístico Cultural. Fue uno de los principales castillos medievales navarros por su situación fronteriza en el límite con Aragón y residencia de diversos reyes. El edificio ha ido sufriendo sucesivas reformas aunque aún conserva parte de su semblante militar. En el siglo XIX fue ampliado y restaurado en estilo neogótico tal como dejan ver los arcos apuntados de sus ventanales.
¡Rediós! Nos tenemos que ir a la
carrera porque se nos ha echado encima la hora del vermouth y estamos muy lejos
de nuestros dominios. Con Dios.
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