Andanza XXVI: Beintza-Labaien
Día: 14/09/2014
¡Redios!, esta
Navarra nuestra no termina de sorprendernos. Hoy pintaba un día tranquilo, sin
sobresaltos, en el que únicamente teníamos previsto visitar un pueblo, cuyo
nombre no nos sonaba ni de lejos: Beintza-Labaien. ¿Dónde estará eso?
nos preguntábamos, y mirando en el mapa para situarnos lo localizamos en tierra
de nadie, ¡pero qué tierra de nadie!
Dicen que errar es de humanos y de sabios
rectificar, aunque para esto último también están capacitados algunos simples
con cierto grado de lucidez. El caso es que hace ya unos meses, en la andanza XIII,
correspondiente al 13 de marzo de 2014, y dedicada a Arano y Arantza, nosotros,
muy a la ligera, vinimos a asegurar que en la primera de estas dos localidades
fue donde el diablo tentó a Jesús, ofreciéndole todas la bellezas naturales a
la vista para que lo reconociera como su señor natural; pero hoy, después de
recorrer los parajes que nos han llevado hasta Beintza-Labaien, tenemos serias
dudas al respecto y pudiera ser también éste el sitio donde tuvo lugar la
tentación en cuestión, por aquello de que para tentar al Hijo de Dios con algo
que lo hiciera titubear, este algo tenía que ser de un atractivo
extraordinario, y eso es lo que tienen algunos de los paisajes por donde hemos
discurrido hoy. En fin, rectificamos aunque sea a medias.
Beintza-Labaien se sitúa al noroeste de Navarra, en la Merindad de Pamplona, a 64
kilómetros de la capital y en su día perteneció al extinto valle de Basaburua Menor,
aunque en la actualidad es un municipio independiente. Limita al norte con
Zubieta e Ituren, al este con Urrotz, al oeste con Saldias y al sur con los
valles de Basaburua y Ultzama. Este municipio se compone de dos
núcleos de población que le dan su nombre compuesto, separados entre sí por
unos 700 metros.
El pueblo mantiene muy sanamente el tipismo de la
montaña navarra y se asienta en un pequeño e idílico valle que sorprende a los
viajeros que provienen de Saldias, saciados ya de bosques y escabrosidades. Sus
montes se encuentran poblados de especies frondosas
autóctonas, principalmente de hayas, aunque en la parte más baja predomina el
roble y el castaño.
Espectacular
donde los haya es el tramo de carretera que transcurre desde Orokieta (Valle de
Basaburua) hasta Beintza-Labaien. Describir sus paisajes es harto complicado
pues tanta belleza abruma y deja sin palabras. Durante algunos kilómetros el
bosque se cierra de tal manera que se hace la noche. Las ramas de las hayas se
nos antojaban grandes brazos que en cualquier momento habrían de asirnos y
tragarnos, hasta nos ha parecido ver los ojos enrojecidos de algún basajaún al
acecho. ¡Dios!, me doy miedo yo mismo.
Además, como
la humedad atrae a la humedad, nos ha descargado una bonita tormenta, para
terminar de dar vigor a este extraordinario paisaje montañés, y nos ha
acompañado, sin invitarla, hasta el propio Beintza-Labaien.
Buscando
refugio de estas humedades tan malas para los huesos hemos encontrado en el
pueblo el Hostal-Albergue "Orbela", el paraíso de los senderistas.
Allí una simpática mesonera nos ha librado de nuestros males a base de
amabilidad, jamón, queso y algo de vino. Que Dios se lo pague y nosotros
nuestra parte también.
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