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martes, 15 de diciembre de 2015

Valle de Anué

 
Andanza VIII: Anué, Valle de

Día: 02/02/2014

Hoy toca valle, concretamente el valle de Anué. Para los no navarros o para aquellos que en su día suspendieron geografía lo situamos: Anué está al norte y relativamente próximo a Pamplona. La carretera N-121-A, yendo dirección Oronoz-Mugaire lo deja a la derecha. Su capital es Olagüe y lo conforman otros siete concejos: Aritzu, Burutáin, Egozkue, Etsain, Etulain, Etxaide y Leazkue.

Al alba, al asomar el hocico por la ventana, hemos visto un grajo volando bajo, así que a buscar los pulgueros de franela. No nos hemos equivocado. Un poco más arriba de Olave la nieve había plantado sus reales y ya en el valle mostraba sus poderes.

Anué es comarca de tránsito hacia la montaña y algunos de sus lugares muestran ya esa arquitectura representativa de las tierras altas. La nieve ha embellecido el paisaje, pero también nos hace ir con las orejas tiesas por estas carreteras estrechas, con poca circulación y con algunas calles de los pueblos intransitables. Por todo el valle destacan sus bosques naturales de robles y hayas, ahora desnudos y blanqueados, así como sus  praderas a pie de valle y los pastizales de las zonas elevadas cubiertos de inmaculado manto. Aunque hoy menos de los habitual, la mayor parte de sus pueblos se ven dinamizados durante el fin de semana por vecinos de Pamplona que tienen en ellos segundas viviendas, rompiendo la imperturbabilidad de la que gozan estos lugares a diario.

Pero esta mañana hasta las vacas que rumiaban, o al menos lo intentaban bajo la cubierta de nieve, en esos pastizales de los que hablábamos, nos miraban con gesto torvo, intentando descifrar los misterios que impulsan a dos alienados subidos en un artefacto ruidoso a profanar su valle con la que ha caído. ¡Cave iumenta!

 
En conclusión, finalmente, al regreso, cuando ya habíamos hecho propósito de enmienda y no teníamos intención de pecar capitalmente, la tentación nos acechó inmisericorde con uno de sus vicios concupiscibles. A la salida de una curva en Olave un neón decía: “Mesón Vicente”, y cual mosquito a la luz, la atracción fue fatal. Qué alubias rojas con tocino y guindillas para entrar en calor al amor del fogón. ¡Dios!, es que no tenemos remedio…














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