Andanza XXXVI: Cabanillas - Cabredo
Día: 27/12/2014
Finalizamos año y
comenzamos letra. Por miedo a los augurios meteorológicos o por previsión,
hemos adelantado al sábado nuestra andanza dominical, con la que cerramos el
año 2014. Estrenamos la "C" con Cabanillas y Cabredo, dos localidades
separadas entre sí por más de 120 kilómetros, situadas en la Ribera del Ebro y
en el límite occidental de Tierra Estella, así que otra vez toca paliza de
kilómetros para visitar dos pueblos; pero bueno, podía haber sido peor, pues en
los extremos, entre Cortes y Bera hay más de 180 kilómetros. ¡Qué larga es esta
Navarra!
Rumbo sur por el
Eje del Ebro, en algo menos de una hora nos plantamos en Cabanillas, un típico
pueblo de la Ribera tudelana, de menos de 1500 habitantes, de casas bajas,
sencillas, con un urbanismo reticular y paralelo a la carretera NA-126. No hay
construcciones monumentales en Cabanillas. Su edificio más notable es la
ermita de la Natividad de Nuestra Señora, considerada la joya románica más
meridional de Navarra y restaurada por la institución Príncipe de Viana hace
unos años.
El Canal de Tauste
y las Bardenas Reales son los dos pilares fundamentales sobre los que se ha
basado la supervivencia de Cabanillas. El Canal permitió el aprovechamiento de
tierras hasta entonces improductivas y las Bardenas, del que Cabanillas es
municipio cogoznante y una de sus puertas de acceso, es, como ya hemos hecho
mención en alguna que otra ocasión, uno de los espacios naturales más
singulares y desconcertantes de Europa. Es parque natural y reserva de la
biosfera. Se trata de un paraje singular, fruto de la erosión activa del viento
y del agua torrencial de la lluvia, que ofrece un paisaje diferente, con
diversidad de formas creadas por los antojos de la naturaleza. Y para muestra
los llamados Cabezos, insólitos caprichos de la erosión. El cabezo que se ve en dos de las fotos, el
mismo desde distintos ángulos, parece que ha sido ideado por una naturaleza
algo lasciva, y eleva su peculiaridad haciendo un brindis al sol.
Hala, dejamos
atrás ese cabezo cuyo nombre es fácil de imaginar, para volver sobre nuestros
pasos con dirección a Cabredo, pequeño municipio situado en la comarca del Alto
Ega, en la vertiente norte de la Sierra de Codés, en su zona más occidental, ya
en el límite con Álava. Ante nuestros ojos se ha producido un cambio brutal del
paisaje, del semidesierto de las Bardenas a los humedales de la montaña media
occidental en poco rato. Estos son los contrastes de Navarra.
Cabredo tiene poco
más de 100 habitantes, que distribuyen sus moradas a lo largo de las calles
Mayor y San Simeón, lo que le da al lugar la característica forma de
pueblo-calle, serpenteante, eso sí. Cabredo sabe a rural y sobre todo, en este
tiempo, huele a rural por el aroma a leña quemada que sus chimeneas se encargan
de esparcir. El pueblo guarda algunos tesoros artísticos, entre los que destaca
la iglesia tardogótica de Santiago el Mayor, construida a mediados del siglo
XVI, y también algunas casonas blasonadas. Atesora igualmente espacios
naturales, como la Reserva de Peñalabeja, donde se conserva una importante muestra
de roble marojo, un ejemplar muy poco habitual en Navarra.
Bueno, nos vamos
ya poco a poco para casa. Hoy no hay excesos, pues aún purgamos los ardores de
las abundancias de la Navidad.
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