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martes, 15 de diciembre de 2015

Valle de Arakil

 
Andanza XI: Arakil, Valle de

Día: 23/02/2014

Ardua labor se nos presenta hoy pero en buena compañía. Otra vez valle habemus y multitudinario en entidades de población, 14 nada más y nada menos. Con tanta naturaleza recóndita nos estamos asilvestrando poco a poco y todo en un ejercicio generoso de mayéutica para que cada cual atrape sensaciones propias. La abnegación primordial se la hemos de reconocer a la fotógrafa, quien con su continuo sube y baja de la moto para captar el instante realiza un ejercicio digno de un atleta olímpico. Para quien no lo sepa esta moto en su asiento trasero tiene la altura de un camello, palmo arriba palmo abajo.

Bien, resulta que el valle de Arakil, nuestra víctima, lo sustancian once concejos y tres lugares que presentamos en sociedad: Ekai, Etxarren, Egiarreta, Errotz, Izurdiaga, Satrustegi, Urritzola, Villanueva de Arakil-Hiriberri, Ihabar y Zuhatzu (los concejos); y Aizkorbe, Itxasperri y Murgindueta (los lugares). Menudo trabalenguas, a los no euskaldunes, con tanta tz, tx, etc., se nos luenga la traba.

 
Arakil planta sus reales en La Barranca-Sakana y la actual autovía A-10 (Pamplona-Vitoria) le traza una bisectriz en sentido este-oeste. Lo de La Barranca le viene por la custodia que al norte le hace Aralar y al sur Andía y su estribación de la sierra de Satrústegui. Las peñas de Dos Hermanas, al noreste, desde su majestuosidad controlan todo cuanto se mueve por la zona. Es Irurzun el centro neurálgico de la comarca, aun no perteneciendo al valle en la actualidad, del que se separó en tiempos no muy lejanos.

 
Esta mañana el dios Apolo ha tenido a bien regalarnos unos agradecidos rayos de sol y por ello saludamos su albedrío, aunque ya puestos podía hacer que calentaran un poco más el tío rácano. El ronroneo ronco de nuestras motos ha profanado el sosiego del valle penetrando desde el sureste, vía Astrain, Ororbia, Irurzun. Antes de llegar a esta última población ya nos salen a recibir Errotz, Urritzola e Izurdiaga.

 
Después de visitar Aizkorbe, el pueblo más oriental del valle y donde hay que tener mucha fe para subir hasta la iglesia, volvemos hacia atrás para introducimos en La Barranca propiamente dicha, por la que el río Arakil discurre culebreando en profundas ondulaciones. En sus márgenes se sitúa el rosario de pueblecitos que toca inmortalizar; de Etxeberri a Murgindueta no hay mucha distancia en línea recta, pero el recorrido intermedio entre estos concejos se convierte en un auténtico laberinto con sus despistes incluidos. Es lo que hay.


En el pequeño lugar de Murgindueta ponemos punto final al valle. Desde aquí se divisa San Miguel de Aralar y hasta nos ha parecido ver a Teodosio de Goñi pululando con sus cadenas entre la bruma de altura. Entre los presentes disputamos al respecto, para unos era su espectro apesadumbrado, para otras era un jabalí gordo. Fe contra razón en eterno debate.


Y este cuento debería terminar como acostumbra: mesón y atracón. Pero no, hoy no. Para evitarlo nos acompañan unos buenos amigos dispuestos a ayudarnos en nuestra terapia de Tragones Anónimos, arrancándonos de las garras de la vil gula, por esta vez. Nos han logrado sugestionar con las excelencias de un cocido en casa estilo Artajona. Que Dios se lo pague.




















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