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domingo, 20 de diciembre de 2015

Valle de Ergoiena

 
Andanza XLVIII: Ergoiena, Valle de

Día: 31/05/2015


Dice el refrán que al membrillo hay que dejarlo hasta que le brote el pelillo, y aunque todavía falta mucho para que le salga ese vello, parece que esto va por buen camino con los días tan de verano que nos está regalando el final de la primavera. Hoy, con el sol necesario para que  al membrillo le salga su oportuno pelillo, nosotros nos vamos a las tierras de la Sakana, al pequeño valle de Ergoiena, constituido por los concejos de Lizarraga (capital), Torrano/Dorrao y Unanu; con una población de 450  habitantes, y envuelto en bosques y prados. Ergoiena se ha encaramado en la ladera de la sierra de Andia, por donde el arroyo Leziza discurre sosegadamente vigilado por la imponente mole de la montaña de Beriain.


Antes de llegar a Ergoiena nos esperaba nuestro querido puerto de Lizarraga, ese de las humedades invernales, al que hoy hemos pillado de buenas y nos ha obsequiado con unas benignidades poco habituales en él. Este puerto comunica a través de un túnel el valle de Yerri, en Tierra Estella, con la Barranca, donde en primer término se muestra ante el viajero el valle de Ergoiena. Hemos decidido empezar por Torrano, abundante en cuestas y con la iglesia situada en la parte baja y en un extremo del caserío. Sus vecinos han buscado refugio en moradas de recio empaque, de grandes fachadas con portalones de medio punto o adintelados, formando hileras en las que se adosan unas a otras como para protegerse de los fríos inclementes. Pero hoy no, hoy esas crudezas invernales parecen lejanas y el sol se empeña en deshidratarnos bajo el casco.


De Torrano a Unanu hay poco más que un tiro de piedra y los une una estrecha carretera vecinal. Unanu tiene hoy un ajetreo inusual para su habitual sosiego: hay comuniones. El caserío está dispuesto en cuesta con la iglesia en la zona media. La propiedad de sus dos barrios se la reparten sendos santos. El de la iglesia hacia arriba se lo ha adjudicado San Andrés y el que cae hacia abajo es propiedad de San Pedro. Las casas, en general, son más bien nuevas o restauradas, en las que no deja de aparecer algún portalón de medio punto.


Bueno, vamos a por el último, a por Lizarraga, y para llegar hasta él nos enmarañamos en un laberinto de carreterillas del que nos saca nuestro buen amigo el Tomtom (también tuvo mala leche el que le puso ese nombre con lo que sabe este aparatito). Lizarraga presume de capitalidad y además es el mayor de los tres pueblos. A Lizarraga la NA-120 lo divide también en dos barrios, el de arriba y el de abajo, o sea que cuestas no le faltan, tiene para dar y tomar y las piernas ejercitar.

Hala, abandonamos ya la Sakana alta para volver sobre nuestros pasos, despedirnos del puerto de Lizarraga, que tan bien se ha portado hoy, y buscar una terracita a la sombra donde hidratarnos con unas buenas cañas y alguna cosita más consistente para matar al gusanillo, quien ya anda pidiendo que le echemos algo del comer.
 







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