Andanza III: Aguilar de Codés
Día: 06/12/2013
Muchas fiestas hay este mes, y
como parece que el otoño se ha mudado en primavera no nos ha quedado más
remedio que aprovechar y continuar con la operación Navarra de la A a la Z.
Hoy, ingenuamente, hemos salido en manada motera, cual fieros canis lupus,
a la caza de pueblos. El primero ha sido Aguilar de Codés, que es un pueblo
dominante. Dominante desde su altura, controlando que nada se mueva en el bajo
valle sin el reconocimiento de su ojo avizor, pero a su vez Aguilar se
encuentra por debajo de la vigilante inmensidad de la Sierra de Codés, que,
majestuosa, ejerce de centinela y cierra el valle por el Norte.
Mas resulta que en la multitud
está la perdición, pues la manada se autoestimula en el regocijo y tras
alcanzar ese primer objetivo, se nos han abierto las hambres. En democrática
asamblea hemos decidido que el remedio para semejante mal no había de estar
demasiado lejos, así que Meano, fuera de ruta, se ha convertido en medicina para
nuestros males. Qué buen chorizo el de Meano, qué buen pan el de Meano y qué
buen vino el de Meano (aunque sea de Laguardia). Después aplacar nuestra
primera ansia, qué mejor que un bonito paseo por las sinuosidades de Mataburros
y a comer a casa, pues no todo el monte es orégano. Dicen que hay un cuento en
el que un lobo malo intenta comerse tres cerditos. Pues los lobos de este
cuento se han comido un cabrito. Y colorín colorado…
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